Inversiones en tiempos difíciles

Mantener el valor de nuestro dinero en tiempos económicamente difíciles siempre nos ha significado un reto, desde la crisis de 1929, pasando por la crisis inmobiliaria en 2008 en Estados Unidos, hasta llegar al día de hoy.

 

El problema principal al que nos afrontamos es la inflación, que es el aumento generalizado de los precios, ésta se da por un exceso de dinero en el mercado y es trabajo del Banco de México regularla. Lo hace a través de la tasa de referencia, la cual representa el costo del dinero, por ejemplo, los créditos, el costo de las tarjetas de crédito, las hipotecas, etc. 

Al subir la tasa, el costo del dinero es mayor, lo que provoca que no se mueva tanto en el mercado y cada vez haya menos, pero en cuanto se controla la inflación, el Banco de México vuelve a bajar las tasas y por lo tanto el costo del dinero, lo que provoca que haya más de este en el mercado.

Esto puede parecer que no nos afecta directamente pero en realidad, supone un costo importante hacia nuestro patrimonio si no le prestamos la atención requerida y modificamos nuestro portafolio. Por ejemplo, si tenemos acciones y suben las tasas, los bonos se hacen más atractivos, es decir, los inversionistas podrán sacar su dinero de la bolsa para comprar bonos, lo que provocará una bajada en el precio de las acciones, independientemente de lo buenas que sean. 

Pero no todo está perdido y como todo, los malos tiempos terminan. Hay formas de hacer frente a estas situaciones pues existen instrumentos con los que podremos, no solo mantener nuestro poder adquisitivo, sino incrementarlo al mismo tiempo. La clave para hacerlo es ser muy disciplinado, tener una visión a largo plazo y diversificar. 

Es importante construir un portafolio de acuerdo a nuestro perfil de riesgo, pero si lo que se quiere es jugar seguro durante tiempos de recesión económica, lo mejor es construir uno que contenga los siguientes instrumentos:

  • Oro: pueden ser otros metales preciosos y funcionan para hacer frente a la inflación. Tienen un valor intrínseco por ser materiales preciosos, físicos y limitados, contrario a las monedas del mundo, puesto que no están vinculados a ningún país y a que no se pueden imprimir, su valor no baja de precio debido a la demanda que hay y en momentos económicos difíciles, sube su valor.
  • Bonos: funcionan para hacer frente a la recesión económica. Son una buena forma de mantener el poder adquisitivo, puesto que si escoges bonos de buena calificación, sabes cuánto dinero vas a recibir al final del plazo, a comparación de las demás inversiones. Existen bonos gubernamentales y corporativos, los bonos de menor riesgo son los CETES y pertenecen al gobierno mexicano, de esta forma tú le estás prestando dinero al gobierno y es casi imposible que no paguen. Los bonos corporativos son lo mismo, solo que prestas dinero a una empresa y suelen tener mejores rendimientos. Esta una buena forma de diversificar nuestro portafolio de deuda y de la misma forma existen otros tipos de bonos con diferentes riesgos, lo que determina su rentabilidad, pero entre más riesgo es igual a más rendimiento y viceversa.
  • Acciones: ayudan a no perderse la subida del mercado cuando la recesión termina. Son los activos más volátiles de estos cuatro pero existe una estrategia que te permite seguir comprando sin adivinar cuándo el mercado va a empezar a subir de nuevo, se llama “Dollar Cost Averaging” y consiste en comprar acciones de manera periódica, de esta manera aprovechamos las subidas que tenga el mercado y las bajadas no afectan tanto, puesto que sigues comprando.
  • Bienes Raíces: tienden a subir de valor con el tiempo y pagan dividendos o rentas. Se puede invertir de muchas formas, desde rentar o vender una propiedad que ya sea nuestra, hasta comprar FIBRAS, que son acciones de proyectos inmobiliarios y en las que participamos de las rentas que reciben, esto nos ayuda a tener un mejor flujo de efectivo y participamos también en las subidas de precio de los inmuebles.

Lo mejor es hacer un análisis de estos instrumentos y encontrar una combinación con las que nos sintamos cómodos para pasar la turbulencia. Estos tiempos suelen parecer muy difíciles, pero si los ponemos en perspectiva nos damos cuenta que no duran para siempre y que hay luz al final del túnel.